jueves, 4 de marzo de 2010

Entrenamiento



Las clases de yoga me resultan sorprendentes.

Llevaba hoy un dia "espídico", parecía que me hubiera bebido un tanque de café (no lo pruebo), todo el mundo iba leeeeeento.

Pero llego a la clase de yoga, corriendo, porque siempre llego tarde y quiero rebajar un minuto al reloj, y estaban sonando campanas tibetanas. Fué oirlas dos segundos y me empecé a relajar de manera inconsciente.

Hoy hemos hecho todos los ejercicios, con los ojos cerrados y las campanas tibetanas de fondo. Ha sido una experiencia sorprendente.

Las campanas remueven algo interior, las sientes rebotar, traspasarte y como las olas del mar, te llevan y te traen, puedes sentir como ondas.. .

Es una experiencia mágica.

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